Corre por la red social “Facebook” un grupo que apuesta por la “escolarización” de algunos futbolistas por sus conocidas “patadas al diccionario” o falta de claridad para expresarse. Desde luego que Frank Lampard no estará entre los votados, es más, podría encabezar otro grupo del tipo “genios con el balón y con la cabeza”. Como diría Sabina, todavía no me explico a santo de qué, el médico del Chelsea decidió hace unos días hacer una prueba de inteligencia a sus chicos y el resultado fue que el Cociente Intelectual de Lampard era superior a 160.
Quizá el galeno sólo quería comprobar si era cierto el rumor que colocaba al mediocentro a la altura de grandes mentes como Einstein, Bill Gates o Bethoween y necesitaba como excusa al resto del equipo. Porque la fama de “listillo” ha perseguido siempre al jugador del Chelsea. Dicen que cuando era chaval se quedaba estudiando en casa mientras el resto quemaba las calles jugando o que sus notas nunca han bajado del notable.
Quizá por eso, y por un instinto para los negocios que no está al alcance de cualquiera, tiene un verdadero emporio inmobiliario en Londres con el que ha amasado una considerable fortuna. Quizá esta es también la razón por la que su juego demuestra un cariño por el balón que no tienen otros. Quizá por su “mente privilegiada” su sitio natural en el campo es la medular, donde se manda y se reparte el juego, precisamente esa demarcación que los que saben definen como “el cerebro del equipo”.